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Mostrando entradas de enero, 2012

GRANDES JUGLARES DEL VALLENATO: CHICO BOLAÑO

Por Julio Oñate Su auténtico nombre de pila es Francisco Irenio Bolaño Marsal, hijo de ‘Pedrito’ y Cristina, quien vio sus primeras luces en el lejano año 1907, en El Molino, Guajira. Desde el momento en que nació, su vida se alegró por las notas de acordeón que tocaba su padre, percibiendo así el encanto que fluía del mágico instrumento. Nacido en el seno de una familia de escasos recursos económicos, antes de la adolescencia le tocó laborar en las faenas del campo pero mostrando una gran intuición natural hacía la música y – sin cumplir sus 20 años- ya deslumbraba a la gente de los pueblos provincianos al exhibir un singular virtuosismo al ejecutar el acordeón, pronosticando que llegaría a ser un fuera de serie, como en efecto lo fue. Es la época en que inició a recorrer tierra, enrumbó para la zona bananera donde se vivía la época dorada del banano. Fundación era el punto estratégico, donde confluían todos los juglares aventureros que llegaban desde los rincones más...

CRONICA DE RAFAEL ESCALONA SOBRE LA HISTORIA DE FRANCISCO EL HOMBRE

LA HISTORIA DE FRANCISCO EL HOMBRE Por : Rafael Escalona Martínez (romulo@col3. telecom .com.co) En todas las épocas, en todos los pueblos, siempre han, existido hombres parranderos y folclóricos, que son espejo de sus pueblos. Algunos se apartan de lo común, porque se guían por sus propios criterios y no por criterios ajenos.Por algunas razones hay algunos que son diferentes a los otros del montón. Ellos creen que hacen bien lo que hacen, y no les importa lo que otro piense. Yo era muy niño, pero me acuerdo que al primer acordeonero que conocí en Patillal fue a Mano Chee que macujiaba eI acordeón, pero para el pueblo era, una maravilla . ¡No había otro!En ese entonces el doctor Roberto Pavajeau era un hombre joven. Hijo de Valledupár, descendiente de una noble familia y educado en EEUU., donde se diplomó como Doctor en odontología.Se perfiló, en ese entonces en Valledupar, como un joven serio, correcto y también algo parrandero. Le encantaba eI acordeón. Encontró su cuarto, cont...

GRANDES JUGLARES LEANDRO DIAZ DUARTE

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Nació en Hatonuevo (Guajira) el 20 de febrero de 1928. Desde muy pequeño fue llevado a Tocaimo y posteriormente se radica en San Diego (Cesar). Es la más grande manifestación natural del canto vallenato, ciego de nacimiento, poseedor de una extensa obra que sobrepasa los 300 títulosentre titulos grabados e ineditos que han sido difundidos por las más consagradas agrupaciones nacionales e internacionales. SANTANDER DURAN ESCALONA lo define: “Es la leyenda viva de la música vallenata, la naturaleza le negó la vista pero le entregó los ojos del alma”. Hace 22 años, Juan Gossain, en una de sus crónicas del Festival Vallenato, escribió sobre Leandro: “Se llama Leandro Díaz, y es el más sensible de todos los músicos de esta tierra pródiga en poetas y cantores que remontan a las sierras y los ríos y andan y desandan los valles como si fueran los últimos juglares que quedan sobre la tierra”. Nadie ha cantado mejor a la naturaleza que Leandro Díaz y lo que nadie se imagina, ni si...

LOS HERMANOS ZULETA DIAZ

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Los hermanos Poncho y Emilianito Zuleta son parte de la familia musical más prolífica y de mayor influencia en el desarrollo del vallenato. Luego de tres décadas, Los Zuleta como se les llama cariñosamente son preferidos por los colombianos de todas las edades y estratos sociales se les reconoce como máximos exponentes del auténtico vallenato .. LOS ESTUDIANTES: En 1964, cuando Emiliano Zuleta Díaz ganó una beca para terminar su bachillerato en Tunja (Boyacá), él y su hermano Poncho solo eran dos muchachos que parrandeaban con sus amigos en Valledupar. Tomás Alfonso era cajero en parrandas con Carmencito Mendoza, Colacho Mendoza y Ovidio Granados, entre otros y al Ilevarselo Emilianito a estudiar a Tunja le tocó cantar para ayudarle a El Baro como le Ilama la Vieja Carmen Diaz desde niño al formidable acordeonero. Allí empezó a conformarse una dupla que cada vez armonizaba mejor. Poncho siguió desplegando su espíritu parrandero y humorista. Cuentan que una noche en...